lunes, 3 de mayo de 2010

Manuel Caballero Tardes Para el Recuerdo


MANUEL CABALLERO

¿La mejor tarde mi vida? Esta es la cuestión que trataré de responder al artículo que me pide mi amigo Ceferino.
No es tarea fácil, pero trataré de desglosar periodos de tiempos en los que ha habido sensaciones de miedo, fracasos, triunfos, penas, alegrías, dolor tantas vicisitudes como se dan en la vida de cualquier torero.
¿Tardes importantes? Claro que las ha habido y muchas, pero no sólo por triunfos, si no por las sensaciones que me han transmitido.

Allá por el año 1.987, una tarde del caluroso mes de Agosto, toreaba un chaval de Albacete con 16 años en la Plaza de Toros de Ampuero; la becerrada de Pérez Angoso, buena y seria (así la vi yo) me permitió poder torear a placer como yo soñaba y entrenaba, con la suerte de que ese día un taurino importante como Alberto Aliaño (apoderado de Tomás Campuzano en esos momentos) se le estropeó el coche y mientras que se lo arreglaban pasó a ver esa becerrada y ¡qué suerte! me vio torear. A partir de entonces me apoderó y mi tío Herminio “entregó” la carrera de su sobrino al sevillano Aliaño.
Seguramente ha sido una de las tardes más importantes de mi vida, a partir de ahí lucha esfuerzo, trabajo, dedicación, hasta que una tarde de 2.004 en el mes de Enero me vi en Méjico, la despedida, mi despedida en la gran Plaza de Méjico con dos orejas y rabo en la mano.

Recuerdo la templanza del toro embistiendo tras mi muleta, cerca de 20.000 personas pidiéndome que no me fuera, quería alargar cada vez más la faena y entraba y salía de la cara del toro cada vez más despacio. Es curioso, me cuesta recordar la faena, sin embargo: ¡Qué sensación tan hermosa e inexplicable!


Desde esa tarde de Ampuero hasta la de Méjico hay cerca de dos millares de actuaciones y ahora, así, recordando, mi deseo es poder resumir una de mis grandes tardes. Si fue grande lo de Ampuero porque se pusieron los primeros cimientos, no fue menos esa tarde mágica de Méjico. Afortunadamente necesitaría muchas páginas web para trasladarles mis sensaciones y sólo se me ocurre una reflexión: ser torero es lo más hermoso que me ha pasado en mi vida.
Manuel Caballero

No hay comentarios:

Publicar un comentario